Se me arrodilló la noche
entre las piernas
y escuché tu voz
/el rayo que no cesa/
Hendida me dejaste
casi sin nombre
desorbitada
como arañando átomos de olvido
como desenterrando gardenias oxidadas
Trastabillé
un poco
una vez más.
Hasta quedar boca a boca
en un ruego silencioso
por tu regreso
SEG 904
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